La coyuntura boliviana en el presente favorece el surgimiento de un nuevo modelo civilizatorio de relevancia planetaria. Todos tenemos que ver más allá de nuestras familias inmediatas, nuestros regionalismos, nacionalismos y pensar en nuestra madre tierra, en nuestro planeta, en nuestro futuro y el futuro de las generaciones humanas, animales y de todos los seres vivos.
El modelo civilizatorio del buen vivir ha existido desde siempre, y ha sido invisibilizado por las políticas practicadas que disfrazadas de ideologías modernas como derecha e izquierda, defienden intereses sectarios y a las diferentes mafias de poder y económicas que aún nos dominan voluntaria e involuntariamente.