Devoción - Las enseñanzas de la Tlazolteotl



No la hacemos consciente, la tenemos prohibida. Dormida, pisoteada, negada, olvidada y desvalorada, es la devoción. Ser devoto es malo, contrario a ser libre, nos dice la jeringa que nos domina, aquella que es devota de nuestra energía, aquella pantalla resplandeciente que nos quita el sueño con imágenes, ilusiones y nos va entregando la programación, las instrucciones que copiamos con la parte trasera de nuestro cerebro y tatuamos en nuestra piel.

Hay que anular el genoma de dios, dijo don Billy puertas; si alguien es devoto a algo, a alguien, es un peligro, porque no podrá ser timado por nuestros dulces digitales. Se dice fácil pero es muy grave. Al no poder mostrar nuestra verdadera naturaleza devota y devocional, al no poder amar con devoción a alguien o a algo, nos cortamos todas las alas, nos cerramos todas las puertas y nos encontramos en el cuarto solos, solas, solxs, soles, sol@s (fuck you) con las arañas de la ingeniería social únicamente adornando las esquinas de la pálida, fría, sucia y cuadrada prisión de nuestro auto-engaño.

El bombardeo mediático-social, aquellos posts de tus amigas en FB con sus mensajes espirituales que te dicen que no hay mejor amor que el propio, que ser devoto de alguien está mal, es sólo la punta del iceberg de algo mucho más profundo: El aislamiento humano, la des-humanización instituida e imbuida hasta nuestro tuétano y córtex cerebral. Nuestro corazón ya tiene ésa frecuencia, estamos programados para fracasar amorosamente, a quedarnos solos en el cuarto hablando digitalmente con alguien a mil kilómetros de distancia.

Una auténtica relación amorosa se consolida cuando se desarrolla la devoción, pero para alcanzarla  primero tenemos que divorciarnos de nuestro primer esposo, o esposa ¿quien? ¡nosotros mismos! la identidad del ego, la víctima. Al ser meramente víctimas de la ingeniería social y no poder imaginar un mundo en libertad y en plenitud humana y planetaria, vivimos atados a una identidad, un ego creado, diseñado por los ingenieros del leviatán social, transmitido por las estrellas, escritores, políticos e influenciadores a quienes irónicamente les tenemos cierta devoción.

Mientras sigamos enfermos y atados a los dogmas médicos, a las espiritualidades new age, a las religiones o a la ley del hombre -la creencia en la autoridad- y especialmente a la religión del dinero -aquella idea de que lo único que se puede hacer en la vida es hacer algo para conseguir dinero para conseguir lo demás- seguiremos casados con nuestro cuerpo energético, nuestra identidad, nombre, licencia y papel dentro de la iglesia de satán. 

Despierten de una vez, no soy yo el extremo al decirlo así, extrema es la realidad, sólo estoy resumiendo y diciéndolo sencilla y humanamente. Pueden investigar. La ingeniería social que impera en el mundo y que es responsable de todas las barbaries, desigualdades y sufrimiento de los seres vivos funciona (qué ingenuo creer que es natural y casual) gracias a la devoción.

Mientras a ustedes les enseñan en la escuela y en las universidades de que existe una realidad sólida, un mundo mecánico, lógico y bien comprendido por la ciencia, y cuyo altar se llama institución, y que no hace falta creer en nada pues todo se sabe; los pocos desafortunados que logran escalar o acceder a los escasos nichos de poder están siendo iniciados en el culto de las fuerzas del control, la dominación, la restricción y la extracción de energía vital del planeta: la oscuridad, el satanismo. ¿Cómo logran tan impecablemente llevar a cabo sus planes? simple, con la devoción.

Si tuviéramos nosotros devoción hacia la luz, hacia la verdad, hacia la tierra, o aunque sea hacia otro ser humano, podríamos comenzar a defendernos en ésta guerra maquillada de no existente. Pero no la tenemos. Sólo vivimos dominados por nuestro ego y diálogo interno que se queja de cansancio, de hastío, de aburrimiento, de depresión. Nunca nos va a permitir divorciarnos de él, siempre tendrá algo que decirnos, algún sentimiento que recordarnos, que nos mantendrá ahí, en lo mismo, casados con nuestra víctima.

Sigo meditando y preguntando, y lo hago ahora con más devoción a través de sus consciencias, oh lectores, ¿Qué es lo que debe pasar, qué sucede, qué lleva a una persona a decidir divorciarse de la víctima de si mismo y hacerse responsable de su consciencia? ¿Cómo podemos propiciar que esto suceda?

He tenido la suerte de observar cuando sucede, cuando una mujer decide despertar de la víctima y divorciarse. ¡Inmediatamente se convierte en la punta de lanza de la humanidad! y se le debe devoción.

La devoción nos permite ir más allá del inmediatismo, de la frugalidad del presente y de la inestabilidad de nuestro ser emocional y establecer cimientos en un universo de energía ilimitada y potenciales más allá del tiempo espacio. Nos permite alimentarnos de ésa energía que viene de otro tiempo, del más allá, del futuro. Nos permite cosechar los frutos del verdadero compromiso y encontrar las respuestas a las preguntas y soluciones a los problemas que se nos presentan en el presente y que impiden la realización plena de ésta relación a la cual le somos devotos.

Para tener devoción primero hay que tener respeto, y para tener respeto a algo más, hay que tenerse respeto a si mismo. Hay que definir mejor lo que es respeto. Acompáñame en éste viaje. Ten la devoción, como yo, a aprender.

¿Te interesa prepararte, cultivar y encontrar una relación amorosa en plenitud en donde hay devoción? Descubre el munaytinku.

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