¿Qué es ser chaman? Todos tenemos que ser chamanes

El mundo moderno nos arranca la capacidad de ser sujetos, somos objetos de su maquinaria de destrucción masiva. La diferencia primordial entre el paradigma moderno, occidental-morfo (aquel que está colapsando por su propia naturaleza decadente) y el paradigma ancestral (aquel que es nuestro futuro, pues es el principio de la vida) es la premisa dicotómica objeto-sujeto. Para el ideal del ser humano moderno (que en realidad no merita el título de humano) todo aquello que existe es únicamente un objeto. Vive en un universo objetivo y material, donde todo aquello que existe es objeto de su inherentemente hedonista deseo, y trata la realidad como un vehículo inanimado (objeto) que le sirve para satisfacer sus necesidades, que no son necesidades vitales, son, en la mayoría, los vicios que requiere para alienarse y abstraerse de la realidad (que no es objetiva por naturaleza). Para este ser, la subjetividad, sus sentimientos, emociones, sueños, son si acaso, estorbos de segundo nivel. 

Mientras tanto, para el ser humano no-moderno (aquel que sí es humano) la realidad es aquello que percibe, que siente, escucha y a través de esta subjetividad se relaciona con otros seres, vive y es parte del tejido de la comunidad de la vida. No tiene un objetivo específico, sino que está sujeto a la necesidad del otro, aquel y aquella con quienes convive. Para este ser, nada es un objeto, no lo es su casa, no lo es su instrumento musical, no lo es la vida, no lo es su madre, no lo es la tierra. Hay que entender la diferencia primordial entre estos dos paradigmas, el hecho de que lo que para uno es un objeto, como por ejemplo una montaña, para el otro es un sujeto, un ser con el cual puede dialogar.

¿Hablar con la montaña? ¿Hablar con tu casa? eso es de locos, o de chamanes. Efectivamente, el mundo moderno ha fundamentado la noción generalizada de que ser  chamán es tener  capacidades especiales para dialogar con objetos inanimados, o con espíritus que no son visibles. O sea, es una persona que se interrelaciona con sujetos, no con objetos. En este sentido, todos los indígenas que practican su propia espiritualidad y cosmovisión, son chamanes. No es un supuesto. Me acuerdo de una vez que preguntaba por un yatiri (sabio o chamán en aymara) en una comunidad en el Lago Titicaca. La señora a la que le preguntaba me respondía:  —para mí todos los señores que ves por allí, son yatiris. Todos hacen sus rituales y se relacionan con la tierra según su espiritualidad. 

Así que en realidad, todos formamos parte del tejido de la vida y nos interrelacionamos como sujetos con todos los demás seres de la tierra y el universo, sin importar que lo reconozcamos o hayamos sido educados para creer en ello. Nos han educado para percibir la realidad de manera objetiva (a no ser chamanes) para que así seamos objetos del sistema. Es una bonita fantasía de muerte y destrucción. Pero la realidad es la vida, y ésta realidad nos interpela en un hito de la historia sin precedentes a recuperar la vida, la capacidad de estar vivos y ser sujetos; esto es, despertar de la fantasía moderna y comenzar a percibir el universo como realmente es, un tejido de sujetos humanos y no-humanos que se interrelacionan. 

Pero si todos los seres humanos (indígenas que mantienen su cosmovisión) son chamanes, ¿por qué entonces dentro del mundo indígena existen denominaciones para sujetos que imparten un papel de chamán? ¿Es el chamán de chamanes? Efectivamente una persona es elegida en la comunidad para representar y dirigir las ceremonias, los diálogos que se efectúan (en el idioma sagrado) con los diferentes seres que se interpelan. Una persona es elegida para llevar a cabo o liderar las actividades, o para sanar a un enfermo, pero esto no quiere decir que todos los demás no cuenten con las mismas capacidades, la de interrelacionarse con seres no-humanos y la de sanar. El mundo moderno, al arrancarnos la capacidad de ser humanos, ser sujetos, nos adormece las capacidades (psíquicas si quieren) de percepción y de gnosis, de manera que estamos temporalmente incapacitados para percibir el mundo desde su verdadera naturaleza (que está ya comprobado por la física cuántica, no es precisamente un objeto). 

Cuando pensé en escribir este artículo, y le comenté a un amigo -estoy por escribir un nuevo artículo, se va a llamar "todos tenemos que ser chamanes".  Su reacción fue: —no creo, yo creo que solo algunos deben serlo. Lo que él no entendió, es lo que yo trato de transmitir aquí: la necesidad que tiene hoy en día la tierra misma, de que sus hijos despierten y se liberen de la máquina que los convierte en objetos; lo que significa que recuperen su capacidad de percibir más allá de la realidad material (-ista) y objetiva y con ello la capacidad de ser e interrelacionarse como sujetos.  Así que, a modo de simplificar qué es lo que debe suceder para que las personas hagan el tránsito vital del paradigma de muerte hacia el paradigma de vida: todos tenemos que ser chamanes. 

2 comentarios :

  1. Muy bueno el artículo, desde Mendoza Argentina le mandamos saludos. Facundo y Valentina

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