Hoy te dejo de ofrecer, lo plástico, lo adulterado, lo que se puede comprar. Te ofrezco únicamente, aunque es poquito, lo mejor, lo natural, lo que yo consumo y atesoro como lo mejor. A los cuatro rumbos elevo el rezo, el humo, el canto de lo que aquí vengo a ofrecer y celebrar.
En agradecimiento por todo lo mejor que me has dado, lo que he sembrado y cosechado; que me ha dado la fuerza y me dará la que haga falta para hacer lo que gracias a escucharte a ti he aprendido.
Elevando junto con el rezo de agradecimiento, la palabra, con el permiso y licencia de mis ancestros que a través del fuego hoy manifiestan.
Que lo pequeño mueve a lo grande, ésta pequeña palabra moverá la gran masa de millones de personas que en éstos tiempos votaron sus destinos, entregaron sus cuerpos, sus mentes y su libertad a las órdenes del corazón del Ak Yah Toh, los amos de la verdadera muerte que se coronan ante sus nuevos y poseídos súbditos.
Que lo más pequeño de información puede sembrar de regreso en ellos, en éstas palabras, en ésta pacha portal cósmico del ahora, el mensaje de que aún queda y resiste, la consciencia humana, la conexión pura con el verdadero creador y así nos consolidamos como el semillero del nuevo florecer, para cuando las almas estén listas para reverdecer y salir de la cueva oscura donde se han metido, regresando a la luz del sol.