Prosperidad

El péndulo se había balanceado hacia su punto más extremo. Las fuerzas del mal, la oscuridad, la destrucción, el desequilibrio, actuaban con desenfreno sobre el planeta y los seres vivos. Los iniciados de las fuerzas de la destrucción, aquellos que constituían el órden de la oscuridad, sabían que habían llegado a su punto de no retorno, que estában en el extremo de hasta donde podían llegar. Las fuerzas cósmicas y guardianes del equilibrio no les permitían llevar a cabo todas las atrocidades que buscaban romper el equlibrio en su totalidad y producir la desintegración del tiempo cósmico. Ante tales restricciones, igual lo intentaban. Sabían que ellos mismos ya no tenían más a dónde ir, puesto que el péndulo comenzaría a retornar, la energía dejaría de fluir hacia ellos, hacia la destrucción, y la armonía comenzaría a retornar.