El mundo moderno que pareciera tan vasto y amplio comienza a percibirse como una realidad limitada, un universo finito, enmarcado, cuando se comienza a conocer la Amazonía. Como si el bosque amazónico fuera el mundo, y la modernidad, con todas sus ciudades, programas de televisión, músicos populares y demás, cupieran dentro del marco de una televisión. Así también le sucede a la percepción de la realidad, de la física, de lo que es posible e imposible. El bosque amazónico es un mar casi infinito de vida, lleno de historias, de misterios, de experiencias que desafían la lógica y la razón, y que comprueban que lo desconocido aún existe. Aquí la vida evoluciona más rápido de lo que la ciencia moderna puede registrar, la vida es aún más fuerte y vasta que la estéril realidad colonizadora y destructiva del humano moderno. Es un libro por escribir que jamás será terminado, donde los autores son páginas sujetos a que la insondable vida amazónica escriba en sus vidas incontables historias llenas de belleza.
Con toda naturalidad, sin pedirle o preguntarle, durante la cena, Katherin comienza a relatar experiencias que para ella son temas interesantes de la vida. Parecieran escasos sus dieciocho años, pero sentarse a charlar con Jessica resulta ser un momento enriquecedor, donde ella relata con dulce facilidad las historias de sus experiencias viviendo en diferentes lugares de la Amazonía, muchos de ellos dentro del bosque.
La amazonía del norte de Bolivia es un lugar sumamente despoblado y subdesarrollado (por suerte). No existen grandes ciudades ni poblaciones, hasta el día de hoy en el año 2013, no cuenta con un solo kilómetro de carretera asfaltada. Los grandes ríos no tienen puentes, las ciudades y poblados no están conectados a una red de electricidad, la tienen que producir con sus propios motores que corren a diésel. No existen fábricas ni industrias, la economía y por lo tanto la actividad laboral se basa en actividades extractivas, las más grandes son la madera, la castaña y la pesca.
La familia de Katherin se empleo mucho tiempo en la gran actividad castañera. La castaña o nuez de Brasil, es el fruto de un árbol de gran tamaño que se encuentra en los bosques de planura de la parte más al norte de Bolivia. Es la actividad más amigable con el medio ambiente, ya que los árboles castañeros tienen un valor mucho más alto como productores constantes de castaña, que como madera o la tierra como espacio para la producción agrícola. La actividad castañera genera millones de dólares al año, de los cuales obviamente la mayoría se quedan en manos de los empresarios inversionistas, pero aún así genera abundantes empleos para las personas, entre ellos la familia de Katherin.
La siguiente es la transcripción de una historia grabada que me contó Katherin. Mis preguntas están escritas en letra itálica.
¿Qué significa soñar con un
tigre?
No sé, que será. Soñar con un tigre, con mujer creo que
es.
¿Mujer?
Igual cuando se sueña con un tigre una mujer es hombre
segurito.
¿Cómo una mujer? ¿Qué va a
aparecer una mujer o qué?
Sí, va a aparecer una mujer que te va a gustar
¿Qué me va a gustar, o me va a
buscar?
Que te va a buscar y te va a gustar.
Ah, los dos, está complicado. A
ver contame una historia pues, con los monos.
¿Monos? ha, los monos yo me los como.
JAJAJA
Pero verdad pues.
He visto marimonos por allá.
Ay, era uno pues ya nomás, pa’ comer con yuca.
No que va a ser, pobres
monitos, dejalos vivir, además comer mono vuelve loca a la gente.
¿Por qué?
Porque es demasiado parecido
al humano
Ay ya, yo me los como nomás, y no me vuelve loca.
¿No?
No me vuelve loca. ¿Cuántos monos crees?
¿Cuántos monos te has comido?
Hartos pues, desde chica, me han enseñado a comer eso. Un
tiempo no comía, porque mi tío me hizo asustar. Al carnaval, me hizo asustar, y
de esa vez no quise comer más ya.
¿Cómo a ver contame?
Era carnaval y una noche mi papa y mi mama se fueron a
mechear, a cazar jochi. Y nosotros nos quedamos en el campamento, un aserradero
que estaban estableciendo en horizontes, Pando. Y ellos nos dejaron a nosotros
solitos, y mi tío había estado matando esos monos chichilitos no ve, que se
juntan con esos monos nocturnos ojones, ¿no ve?
¿Se juntan con los ojones? ¿No
con los silbadores?
No, los silbadores se juntan con esos otros monos, esos
para abajo (refiriéndose a más al norte
de Boliva, donde hay otro tipo de monos).
¿Cuáles son esos?
Esos monos que son peludos que parecen osos siempre,
peludos peludos, así grande su pelo. Y así chiquitito nomas es, como el
marimono. Y su carita chiquitita de ese para abajo, y ese tienes que pelarlo su
cuero, no se come con su cuero, tienes que pelarlo enteringo.
¿y el otro si se come con
cuero?
Ajá, el otro si, se lo chamusca pues. Esperamos y se
escuchó un tiro cerquinga de mi casa, me he asustado yo esa vez, y el sonido
afuera. Estábamos toditos ahí afuera esperando que llegue mi mamá, ya era la
una y nada. Había una señora que nos cuidaba, una viejita y ella nos dice,
vayan a armar sus camas nos dice. Nosotros hemos ido a armar nuestras camas no
ve, y junto de mi baño había un almendro, grueso. Y yo bien he visto que salía
una persona del baño y se ha parado bien ahí al frente de mi cama de mí, una
persona blanca era. De ahí yo me he asustado, ahí no había nadie, ni un hombre
había en ese campamento pa que aparezca así un hombre. Ni un hombre había,
apenas era mi papá y mi tío, pero mi tío se había ido con mi papa a otro lao, y
no era pues mi tío él. Bien lo he visto yo. De ahí, ese rato era como si me hubieran
echado un balde de agua fría, me asusté pues yo. Me senté. Otra vez paré para
ver afuera, no había nada ya.
Desde ahí, mis papas llegaron, y ya estaba en mi cama. A
las tres de la mañana me empezó a dar fiebre. Fiebre, fiebre y fiebre, no me
paraba la fiebre. Empecé a delirar y a delirar, y ese mismo hombre que miré,
ese quería llevarme, Pero yo no dejaba que me lleve, gritaba como loca en mi
cama.
¿Pero cómo te quería llevar?
O sea me decía vamos, vamos a ir a un lugar bonito me
decía él en mi sueño. Y decían aquí que yo gritaba, que no quería irme
gritaba. A mí papa le decía, ahí está en
la puerta dile que se vaya. Yo no me acuerdo bien pero mi papa todo eso me ha
dicho. Como era carnaval, el diablo siempre está en su fiesta dice él. Como
carnaval es fiesta del diablo. Es el duende que te está haciendo asustar dice él.
De ahí me llevaron a ver una curandera que quedaba en una
barraquita a cinco horas de donde quedábamos nosotros. Me llevaron porque ya la fiebre no me quería parar, mis intestinos estaban
muy calientes. Ni con las inyecciones que me pusieron nada me hacían oye. Me
llevaron con una vieja, una señora joven nomás, ella me ha humeado y ella decía
que era el duende que me estaba siguiendo. Ella me decía, vos cuando vas así al
monte de atrás te jonean a vos no ve. Porque siempre era así en el monte. O sea
me dejaban solita no ve y detrás era como si alguien me siguiera, y me tiraba
con palitos, en la cabeza me daba. Volcaba a mirar, nadie era. Como yo no creo
en esas cosas, no me asustaba. Pero ese día pa carnaval me asusté. Me joneaba con
palitos o con esas sus cositas no ve sus ombligos de la almendra, con eso me
joneaba, mi espalda, volcaba mirar, carajo mierda quien me está joneando decía
yo, así nomás renegaba porque mi mamá me decía no te vas a asustar, cualquier
cosa, ruido que escuches, carajeelo, bótelo, que se vaya, por atrevido sabia
decir. Así siempre nosotros hacíamos.
La señora curandera siempre había sido, y nos había dicho
todo ahí. Vos tienes que irte de aquí, vos no tienes que volver acá. Si vos te
dejas convencer, te va a llevar me ha dicho, y no vas a poder regresar. Siempre en ese campamento ha hecho estragos
el duende. Un día a mi tío se lo llevó. Lo ha pegado, desde aquí hasta las uñas
lo ha marcado.
¿Cómo lo ha marcado?
Lo ha wasqueado (golpeado)
pues, él dice que un hombre chiquitito
me ha pegado dice, pues él en borracho,
¿Estaba borracho?
Estaba borracho. Todo wasqueado oye, wasqueado siempre,
como wasqueada no ve, feo pues. De ahí dice ese hombre como los arrastraba
dice. Por donde a él lo fueron a pillar era lejos. En un chipazón de espinas,
ahí lo han encontrado a mi tío. Ahí mismo desde mi campamento se lo han
llevado. Ahí lo han encontrado.
A mí me curó esa señora. De esa vez no quise que mi papa
nos llevara más al monte. Desde esa vez nos trajo ya pa’ acá. Y ya no voy. Si
me llevan es por una semana, tres días, y me regreso.
¿Y cuantos años tenías?
Tenía trece años. Iba a cumplir trece, tenía doce. Ahora
dicen que esa comunidad donde nosotros íbamos ya está grande, está bonito
dicen. Voy a volver para fin de año pensamos ir, vamos a castañear. Le metí la
idea a mi papá de ir a castañear. Queremos ir porque se hace buena platita de
esas cosas, de la almendra, da, como también quita. Vamos a ir pa’ fin de año
al mismo lugar que íbamos. Hace como cinco años, seis años ya que no pisamos.
Esos lugares siguen siendo de mi papá. Son cinco casas que tenemos, en el
monte. Para llegar a una casa tenemos que caminar tres horas, cuatro horas y
dos horas, para poder entrar. Mi papá sacaba asaí de ahí y la almendra. El asaí
lo mandaba al Brasil, la almendra se quedaba aquí en Bolivia.
¿Y el asaí se trepaba para
sacarlo?
Sí, no lo dejaba que lo corten mi papá. Traía gente del
Brasil mi papá para que cosechen. La almendra igual traía otra gente para que
lo cosechen.
Entonces todo eso es de él,
todo ese lugar.
Sí. Pero eso es en Riberalta. Bueno se va por Riberalta
peri queda al lado de Pando. En un mapa se mira bien río Pacahuaras dice, se
pasa por río Pacahuaras, río Negro, todos esos ríos.
¿y cómo se llega, por camino?
El primer año cuando mi papá se fue a hacer, a explorar,
él hizo las primeras picas en ese monte, él fue el primero, con un señor que se
llamaba Juan Pablo, él era alemán, un gringo, ruso, que será. Él y mi papá
entraron, él lo ha llevado hasta ahí. Y se podía entrar solamente por bote, por
rio negro se entraba. Eran dos días de subida, hasta llegar donde había una
casa, mi papá ha hecho un pahuichi (choza).
No bien hecho, mi papá lo ha hecho para que el viejito viva. De ahí ya mi papá
como ya se estaba estableciendo, hizo su casa, al segundo año ya fuimos, por
bote igual. Después al tercer año ya hizo hacer carretera. El mismo llevó su
skiller (maquinaria para cortar árboles).
Él mismo llevó su skiller, oruga y pala. Hicieron la carretera que salía río
Pacahuaras directo, porque por bote era muy peligroso porque se habían volcado
ellos, y se ha ahogado su amigo. De ahí
no ha querido viajar más en bote mi papá por ese río. Entonces le dijo a la
empresa que quería hacer carretera, y que lo apoyaran, Lo han apoyado y han
hecho carretera. Ahora es una carretera bien grande donde mi papá ha hecho su
brecha, su pica, por ahí la han hecho, recto.
Está bien interesante tu
historia del duende.
Ah según las historias de la señora, que sí existe dice
el duende.
Existe, yo lo he visto.
Bueno, yo no creo en esas cosas.
¿Y cuantos palos requieres
para que creas?
Jaja, sí, hay veces si creía, no pero no me ha pasado
nada gracias a dios. De que me joneaban esos ombligos de almendra, sí, me
hacían asustar al rato. No me asustaba mucho.
¿Pero cómo?, ¿te caían de
arriba?
¡Noo! es como si yo agarrara esto y te lo joneo con
fuerza, así de recto, otra cosa es que te caiga de arriba, y no pues. Los
ombligos del coco de la almendra no te van a caer desde arriba porque cuando
cae la almendra, y cae al suelo, recién cae el ombligo, no cuando está arriba,
eso es cuando está abajo. Primero se le parte el coco, después recién salen las
almendritas, y recién sale el ombliguito. O sea ¿te ubicas? ¿Captas?
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