Prosperidad

El péndulo se había balanceado hacia su punto más extremo. Las fuerzas del mal, la oscuridad, la destrucción, el desequilibrio, actuaban con desenfreno sobre el planeta y los seres vivos. Los iniciados de las fuerzas de la destrucción, aquellos que constituían el órden de la oscuridad, sabían que habían llegado a su punto de no retorno, que estában en el extremo de hasta donde podían llegar. Las fuerzas cósmicas y guardianes del equilibrio no les permitían llevar a cabo todas las atrocidades que buscaban romper el equlibrio en su totalidad y producir la desintegración del tiempo cósmico. Ante tales restricciones, igual lo intentaban. Sabían que ellos mismos ya no tenían más a dónde ir, puesto que el péndulo comenzaría a retornar, la energía dejaría de fluir hacia ellos, hacia la destrucción, y la armonía comenzaría a retornar.

Ellos están consagrados, han perdido su participación y existencia en el mundo de armonía que se viene. Sólo les queda aferrarse e intentar empujar el péndulo aún más allá mientras todavía camina en ésa dirección. Sus actividades dejan de ser de sobrevivencia y ahora son misiones suicidas. No les importa su permanencia, su vida, la misma está ya arruinada, entregada a las fuerzas del mal. Son, los ejecutores del sufrimiento, los que más sufren. Los reyes, oligarcas, billonarios y demás miembros de los clubes del crimen organizado, están condenados. Saben que no tendrán a dónde ir, su deuda es tan grande, que nunca la podrán pagar. Sus vidas ya han sido entregadas, son sólo marionetas que con muchísimo dolor soportan el uso que se les da por las entidades que no tienen cuerpo ni cabida en éste mundo.

Su objetivo no es, ni ha sido, recaudar poder y riqueza para vivir en lujo y placer. No existe para ellos lujo ni placer que alivie el dolor de tener cuerpo y no estar vivos. Su objetivo ahora es propiciar toda la destrucción posible del mundo. Llevarse con ellos a quienes les sigan. Propiciar el dolor, la destrucción, el desequilibrio, el sufrimiento y la muerte lo más posible, sin importar que sus hijos, nietos y ellos mismos tengan que padecer el mismo destino.

Su poder no es absoluto, pero es suficiente como para hacer arder a todos los seres vivos del planeta. Una fuerza oculta, invisible, desconocida nos mantiene vivos, puesto no hay día ni suceso que no refleje la actividad que éstos ejecutores del mal llevan a cabo. No hay rincon del planeta ni de nuestro cuerpo donde no sintamos el fuego de ésta furia. ¿Cómo es que no nos suicidamos, que no nos morimos, al sentir y percibir tanta maldad y tanto sufrimiento? ¿Cómo es que lo soportamos?

Los ejecutores del sufrimiento actúan desde todos los planos. Desde las dimensiones internas, la red psíquica, el quantumm de la consciencia. Desde ahí elaboran majestusos rituales, construyen templos y desarrollan mitologías y cultos de sus oscuros planos. Por otra parte, el complejo industrial militar, toda la fuerza del conocimiento científico, el desarrollo tecnológico, está tambien siendo utilizado para desarrollar todas las formas posibles de destrucción, muerte y sufrimiento. No hay enemigos, finalmente sólo somos seres vivos en un planeta y cosmos viviente. El enemigo son ellos, y por lo tanto somos nosotros, pues mientras no tomemos la desicisión de lo contrario, estamos adscritos a ellos, somos los que hacemos posible que éste sistema funcione.

A pesar de los muchos bloqueos en el avance científico, epistemológico y tecnológico que ellos mismos ponen en marcha intentando mermar la evolución de la humanidad, llegan a escondidas a desarrollar increíbles armas de mainpulación y destrucción. Constantemente intentan afectar el balance del planeta, desde el clima hasta las estructuras cuánticas del cosmos. Constanemente intentan desatar todos los catástrofes posilbes, nucleares, climáticos, cósmicos. Han logrado influenciar al sol, inyectándole energía con antenas y provocando que el mismo responda. Están construyendo cárceles electromagnéticas, tecnología de manipulación de mente, de células. Intervienen a los seres vivos, buscan desatar el caos biológico, electromagnético, psicológico.

Dado que no son dueños del universo, son sólo la sombra del cambio que ellos mismos están provocando, su propia desaparición, todos estos intentos de desencadenar un caos mayor fracasan. La tierra y el cosmos lo pueden todo, lo regulan todo. Nosotros seguimos aquí, aunque según ellos no deberíamos. Ya tendría que haber chocado un asteroide, ya tendría que haberse derretido los polos y elevado los niveles del mar. Ya tendría que haber suciedido el holocausto nuclear. Ya tendrían que estar todos los que recibieron inyecciones letales desactivados y retirados de la vida. Pero no, muchos siguen, muchos lo superan, existen actores en éste juego que ellos no pueden contrarrestar. El amor, la inteligencia, son el tejido de lo que se compone el mismo juego que intentan arruinar.

El conocimiento positivo, la luz de la consciencia, tiene que permitirse ser obstruída por ésta sombra totalitaria, éste poder de muerte, que es renovación. Por eso ni los más excelsos guerreros y seres de luz evitan vivir intensas crisis de salud, de vida, luchas por mantenerse a flote, por tener qué comer, por seguir adelante. La historia tiene que ser así, es así, las fuerzas de la oscuridad forzosamente imponen un dramatismo crítico a la narración de la vida y del tiempo. Tenemos que permitirnos vivir dicho eclipse, estamos, en ése punto crítico, a punto de desfallecer, a punto de morir, de caer, de no poder más, de quedarse sin nada, de quebrarse, de explotar en la locura, en la ira, en la psicosis. Si esto sucede, está totalmente justificado, no es para juzgarse o juzgar, es lo que tiene que pasar, es lo justo, es lo natural.

Muchos así quebrarán, morirán, desaparecerán o quedarán reducidos a la más insensible de las monotonías autómatas. Vivirás en una prisión, no tendrás nada y serás feliz. Ya están ahí, muchos, ya no tienen salvación, esperanza, imaginación. No existe otro mundo para ellos, nunca podrán vivir en algo que no puedan imaginar. Así buscarán encontrar en lo más pequeño e insignificante, migajas de felicidad, hacer tolerante su existencia mediante los excesos o las abstinencias. Practican el tao de la esclavitud. Dicho pacto les da cierta protección, seguridad, tranquilidad y posibilidad de vivir en un mundo que arde, ser felices en su miseria.

Quienes no eligen éste camino y eligen el de la libertad, son quienes sufren y vivien intensamente los sucesos del universo. Son quienes son atacados por todos los poderes y tecnologías de las fuerzas del mal. Somos los guerreros, y hemos elegido el camino difícil, el de estar vivos. En nuestro caminar aprendemos a fortalecernos, entrenar, y a evitar muchos de los ataques y daños que causan las fuerzas del mal. Aún así no podemos evitar padecer el dolor y sufrimiento de los demás vivos, de los bosques que arden, de los animales y plantas que mueren. Los guerreros, por más que se protejan, se cuiden y se fortalezcan, viven a la interperie, vuelan en las turbulencias de la consciencia, navegan los mares tormentosos del tiempo. Están a flote, están vivos, están conscientes, por éso sufren, por éso padecen y deben padecer. 

Ahora conforme nos adentramos en el punto crítico, el momento extremo, ya no tenemos opción, debemos dejarnos naufragar, llegar a sentir el extremo del péndulo, sostenerse de una uña, dejarse ir, decir no puedo más. Nuestras vidas son empujadas a ello, más allá de lo rescatable, de lo soportable. Hemos cruzado la línea de no retorno. Nuestra consciencia sostiene nuestra vida, nos mantiene respirando, pero la lógica y el sentido abandonaron el barco hace tiempo. El llamado del retorno todos lo escuchan paro nadie lo atiende. Los guerreros están aislados, atomizados, enmudecidos por el bullicio de un estallido de guerra. Los esfuerzos de hacer comunidad, reunión, sanación, renacimiento y resurgimiento son opacados por el quemante sol de una mentalidad zombificante de the walking dead. Los sutiles aromas del amor de pocos se pierden entre la pestilencia de los cuerpos de muchos que se encarroñan. 

El agua se acaba, la comida no alcanza, la gente enferma, sobrevive, se reduce, se olvida, se inmuta e insensibiliza a su propia consciencia. Los trastornos mentales son las vías de la sanidad. La auto-represión es el camino para soportar tanta carencia. Las religiones florecen, las cárceles se multiplican, el crimen se hace la única labor posible.

Un despertar masivo no sucedió. El sistema moderno sucumbió al peso de su propia decadencia, y se lleva a todos con ello. La esperanza, ¿dónde queda? El renacimiento ¿cómo llegará?

La respuesta la pueden escuchar sólo ustedes, los pocos que llegan a leer esto. El peso del mundo que resurgirá, se coloca en sus frágiles consciencias. Es ésta la historia de cómo surge, desde lo más pequeño, lo más sutil, lo más increíble, lo más inimaginable. Una suerte de milenios se reúne en un punto del tiempo: ahora. Ahora, el más disimulado de los guerreros, a quien nadie le daba un peso, un gramo de atención, a él le llega la suerte. No es su suerte personal, sino la fuerza del mundo que desea resurgir que se concentra en un momento, un día, una serie de números y en una persona.

Poco antes de caer el sistema monetario fiduciario, éste es elegido como herramienta para propulsar la reunión del círculo de los guerreros águila. Quienes tienen sumas considerables de dinero a disposición, en realidad no la tienen, sólo tienen deudas, lo tienen invertido, no pueden dirigir su dinero hacia una nueva disposición. 

Por otro lado, un resurgimiento, la reunión y despertar por vía de la convocatoria, de la consciencia, del despertar y el re-conocimiento, tampoco se puede manifestar. Están todos demasiado contaminados con la mentalidad de la dominación. Demasiado enviciados por el entretenimiento, sometidos a la fe del dominador, distraidos por los sucesos y palabrerías de la oscuridad, enfermos por las nuevas realidades manifiestas para las cuales tienen títulos y cuya legitimidad deben defender. 

La vida busca la vía para fertilizar el poder que gestará el resurgir del mundo. Lo ha intentado de varias formas y se ha topado con la genialidad esterilizante de la oscuridad. La fertilidad de la madre cosmos es abundante, diversa y cuenta con múltiples vías para fecundar su descendencia. Una de ellas comienza a gestarse aquí. Existen números en sílica que son alocados para juegos de azar. Matemáticamente diseñados están para extraer recursos de quienes apuestan a las bajas probabilidades, y por lo general pierden. Cuando ganan, el uso que le dan a las cifras de poder social lo diseminan en vanalidades, en desperdicio o en donar a situaciones que crean alivio temporal, pero no resuelven nada.

El poder no está en las cifras, el poder lo tiene la madre y ella se lo da, junto a las cifras, a su elegido gestante. Hoy, aquí, se gesta la prosperidad. El gestante cuenta con algo: inteligencia,y sensibilidad. La suficiente como para hacer de recinto fértil al poder de la madre. La inteligencia es la misma de la madre, la madre le dio su inteligencia. Es ésta pequeña alma la mente de ella. Ella piensa a través de él, ocupa su mente para pensar, y es la gema más brillante de su alhajero. Hoy ella elige colocarse esa joya, y atender al evento de su renacimiento.

La inteligencia de la madre guía a nuestro empoderado guerrero a no sucumbir a los vicios que el poder económico le acaba de dar. La bala de un millón de dólares que nadie soporta, es para él el amuleto que le protege de la estupidez. Pocos se enteran, todo se mantiene en un astuto silencio. Estratégicamente nuestro guerrero mueve con paciencia las fichas de su tablero, teniendo la herramienta social de su lado, para organizar el nacimiento del círculo de guerreros águila.

Se convocan las reuniones, se hace la difusión. Se enteran las almas que se deben enterar. La herramienta social desbloquea la censura, riega los campos de la comunicación. Un sistema que bloqueaba la información de ésta tribu ahora funciona, contando con sus dígitos en sílica que es lo que le alimenta, por fin se puede llegar a quien se debe llegar. Las herramientas tecnológicas de comunicación que jugaban en contra, ahora juegan a favor. Se usan con estrategia, son un medio, pero no el medio. Son un espacio de manifestación y difusión, pero no la fuente y el recinto de la información y la creación.

Se hace el llamado al círculo de amor y éste es atendido. Las ceremonias de reunión se llevan a cabo. Las almas se reencuentran, se integran, se conforma el círculo y se enciende fuego nuevo. Es discreto. Se abre un espacio cuántico de explosión de amor, protegido de la oscuridad que aún gobierna y merodea en el mundo. La luz de la esperanza arde, pero no con la intesidad como para atraer las polillas de la oscuridad que rodea. Con mucho cuidado se gestiona la tribu, se fortalece y se expande sin ambición. Se mantiene nuclear, unida, cercana, pequeña.

Conformada la tribu, un primer nido se hace manifiesto y en él se comienza a habitar. La tribu trabaja intensamente en la manifestación y organización de lo que viene: la reproducción. Se eligen y se visitan los campos donde se sembrará ésta semilla. Se forman los guerreros de la tribu para hacerse guías y responsables de cada una de las semillas, cada uno de los campos. La responsabilidad se multiplica. Las múltiples empresas, industrias, talleres y campos del fuego nuevo se ponen en marcha. 

La prosperidad está sembrada. La primera fase de ésta historia está realizada. Estando aquí, queda mucho por hacer. La oscuridad aún reina, los peligros acechan, las dificultades se abalanzan. La imaginación, inteligencia y sensibilidad de la madre tiene mucho más que contarles. Tenemos que escribir lo que sigue, el cómo con éstas semillas, con éste fuego nuevo, podremos detener el péndulo, y comenzar el retorno al equilibrio.


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