La cárcel del espíritu, la mente y el cuerpo


Vivimos cada vez más y más reducidos y confinados a un pequeño espacio. Se está acercando el momento en que nuestra mente entera pueda ser descargada y guardada en un pequeño disco duro. Nuestras auras viven atrapadas entre cables, tubos, materiales imperecederos y microondas intensas.

Nuestros cuerpos viven el embate diario de químicos y contaminantes que ponen en los cosméticos, prendas, objetos y alimentos industriales. Nuestra mente vive la toxicidad de agua desestructurada y maldecida. Muchos esclavos terminan en  los calabozos de tortura y mueren antes por dejarse caer en las manos y las creencias de los malpracticantes de la medicina química-industrial.

Nuestra reducción llegó con los enfermos de poder que llegaron en el siglo 16. Comenzaron a desmembrar a nuestra madre, dividiéndonos y dividiendo la tierra en parcelas medidas a su expropiación y explotación. Reemplazaron los relojes cósmicos y astronómicos, las casas de saber y centros de investigación y desarrollo del conocimiento por bancos y barrios de acumulado y acumuladores. La conversión de vida en bienes simbólicos (dinero) se hizo cada vez más eficiente y para ello la esclavitud fue y es clave.

La esclavitud en el siglo 16 era con mordazas y cadenas, pero llegó un tiempo en donde los esclavos lograron emanciparse. Las naciones pudieron comenzar a reconstituirse y el mejoramiento social pudo proponerse.  La liberación y libertad avanzó limitadamente hasta 2019 cuando la operación 201 fue puesta en marcha. Entonces los inversionistas iniciales de éste emprendimiento satánico decidieron re-estructurarlo todo para perfeccionar el esclavismo y terminar de adueñarse de absolutamente todo lo que pueda ser pervertido para ser capitalizado y dominado.

En su plan de negocios está el ser dueños y controlar nuestro propio adn, meternos microchips y substancias para rastrearnos, adormecernos, esterilizarnos y enfermarnos. Los mecanismos de dominación habían avanzado ya horrores hacia el 2019, pero es con la operación 201 que se inició la segunda fase, y ésta es aún más perversa de lo que ya era perverso y torcido. Demasiado espacio decidieron, tienen los esclavos, hay que quitárselo aún más.

Los esclavos están programados socialmente y viven la prisión que les quita toda sanidad, todo lo sagrado, natural y espiritual posible de sus vidas. Carecen de la noción del mundo natural y de ser parte de él, se creen ajenos a la tierra y están programados para verse como nocivos para la misma y desear el ser reducidos. Creen vivir en una civilización avanzada quasi trans-planetaria y trans-humanista en donde las organizaciones, instituciones y leyes existen y son creadas para su bien y donde existe el progreso social, donde las elecciones tienen sentido y donde su voz está siendo escuchada. Un mundo avanzado donde la tecnología, ciencia y medicina y sus instituciones nos están llevando a un progreso en nuestra calidad de vida. El totalitarismo se disfraza y les entretiene con la ciencia ficción.

El sistema se ha perfeccionado tanto que no necesita haber capataces, barrotes o látigos. Las personas voluntariamente estudian para trabajar para él. Las mentes viven ya enajenadas en las redes sociales, de ahí viene ya su percepción de la realidad y su noción de lo que los demás piensan, controlado y centralizado todo por la inteligencia artificial. A través de esos sistemas celulares ya se lleva a cabo la mayor parte de la comunicación que se tiene entre esclavos. Desde la máquina centralizada se anuncian las decisiones políticas, y no existe otra lógica que mueva a todos que la del dinero, el dinero manda y manda a todos. Dentro del sistema de dominación no se propone ni se percibe alternativa, no en sus academias, no en sus canales, no en sus anales, revistas y archivos. Expertos y voceros lo defienden, como defienden su (falso y aparentemente buen) modus vivendi, no perciben realidad externa que aquella que les fue adoctrinada. 

Las pocas libertades que había logrado el esclavo el sistema quiere hoy en día eliminar. Sabe que puede tener más control y va por lo que queda de ellas. Sabe que puede explotar y controlarlo todo más, sabe y ya usa la tecnología que le permite cada vez más hegemonizar, normar, centralizar, sistematizar, observar, analizar y con el resultado manipular todo. Cada uno de los esclavos ya está obligado a tener y utilizar su dispositivo de conexión con el que es controlado y dominado.

Nada escapa de ser explotado económicamente por los que se creen dueños: la tierra, las montañas, los ríos, el sol, el espacio, el agua, la energía molecular, los subsuelos y entrañas de la tierra; las demás especies, los seres humanos, los niños, las mujeres, los hombres, los cuerpos, el tiempo, la información, la creatividad y obra inmaterial, el pensamiento, el lenguaje, la mente y el espíritu. No vivimos en una normalidad donde la plenitud es utopía. Vivimos en una distopía que puede ser corregida, en una esclavitud que puede ser eliminada.

El esclavo cree que las soluciones a su miseria son las que le receta el sistema: -estudia, trabaja, ahorra, vota, colabora, escala socialmente- cuando en realidad son las condenas que lo mantienen dando vueltas en su debilitada memoria. 

La pregunta es ¿Qué hay que hacer para lograr que el esclavo perciba su propia esclavitud?

¿Me ayudas a responderla?


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